Título: La guerra de los mundos
Autor: H.G. Wells
Editorial: Libros del zorro rojo
Traducción: Ramiro de Maeztu
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788494570988
Edición: 2019
Páginas: 204
Precio: 19,95€
SINOPSIS
Han llegado del espacio exterior, de Marte. Equipados con terribles
máquinas, los invasores aterrizan en nuestro planeta y empiezan a
sembrar el terror y la destrucción. Su único objetivo es conquistar la
Tierra y convertir a los humanos en sus esclavos. Parece que nada ni
nadie podrá detenerlos.
OPINIÓN PERSONAL
Como me pasa más a menudo de lo que me gustaría admitir, desgraciadamente,
La guerra de los mundos llegó a mí en formato cinematográfico mucho antes que literario, y me fascinó desde el primer momento. Esto me motivó a hacerme con una edición muy concreta de esta obra, únicamente quería conseguir la que contaba con las ilustraciones del brasileño Alvim Corrêa. La historia dista mucho de lo que había percibido en la gran pantalla, el tipo de narración era, evidentemente, harina de otro costal, con un ritmo mucho más pausado y una pluma enrevesada, aunque esto era de esperar tratándose de un autor de la increíble cosecha a la que pertenece Wells. Reconozco que no empecé a leerlo en un buen momento de mi vida personal, y esto provocó que no lo disfrutara tanto como deseaba, hubiera sido preferible escoger una lectura más ligera para esas semanas.
Pese a todo, es una lectura imprescindible dentro del género de ciencia-ficción, las descripciones científicas que conforman la trama son perfectamente plausibles aún a día de hoy; se erige así Wells como un adelantado a su época, lo que resulta escalofriante.
Por otro lado, las ilustraciones de Corrêa son exactamente lo que uno se imagina al ir pasando las páginas, y las películas fueron absolutamente fieles a ese modelo.
SOBRE EL AUTOR
Herbert George Wells (Bromley, 1866 - Londres, 1946) fue un escritor y filósofo político
inglés. Aunque su narrativa trató diversos temas, H. G. Wells es
fundamentalmente apreciado como el primer continuador de Julio Verne,
el creador de la ciencia ficción, y también como el precursor de otros
grandes autores que, ya en el siglo XX, orientaron el género hacia la
literatura distópica: Aldous Huxley, George Orwell, Isaac Asimov o Ray Bradbury, entre otros. Wells estudió biología en la Normal School of Science de Londres y,
alejado del humanismo clásico, se situó en una posición más cercana a
las ciencias, lo que
nutrió su trayectoria como novelista. Durante diez años (1913-1923) tuvo
como compañera sentimental a la escritora y feminista Rebecca West.
Su producción podría dividirse en tres etapas: la de la novela
científica, la familiar y la sociológica. Inaugurada pocas décadas antes
por Julio Verne, la novela de ciencia ficción se convirtió pronto en un
género popular; pero las novelas escritas
por Wells son también obras maestras del género gracias tanto a su
interés científico como a sus sólidas estructuras estilísticas y a su
prodigio imaginativo.
Basta como ejemplo la primera de ellas,
La máquina del tiempo (1895), en la que el inventor de la máquina puede viajar hacia el pasado o el futuro con un sencillo movimiento de palanca.
La guerra de los mundos (1898) es especialmente recordada por una versión radiofónica llevada a cabo por el cineasta Orson Welles
en 1938; el resultado fue un programa de tal realismo que su emisión
desató el pánico en Estados Unidos. Muchos de los inventos y
procedimientos científicos que marcaron el siglo XX fueron imaginados
por Wells a finales del XIX, como la bomba atómica, que ya figuraba en alguna de sus novelas.
Escritor moderno, de gran capacidad creadora y originalidad temática, H.
G. Wells se encuentra en la línea de novelistas que exponen una visión
realista de la vida y mantienen a la vez una enérgica creencia en la
capacidad del hombre para servirse de la técnica como medio para mejorar
las condiciones de vida de la humanidad, pese a que sus novelas relatan
precisamente todo lo contrario: los riesgos inherentes a los avances
tecnológicos. Publicó más de ochenta títulos.
Henrique Alvim Corrêa (Río de Janeiro, 1876 - Bruselas, 1910) fue un pintor, dibujante y
grabador que desde Brasil se desplazó a Europa en 1890 y, cuatro años
después, comenzó sus estudios artísticos en París, donde asistió a las
clases del pintor Jean Baptiste Édouard Detaille. Al año siguiente
expuso por primera vez en el Salón de París, y en 1900 se trasladó a
Bruselas, donde instaló su taller. Realizó óleos sobre la guerra
franco-prusiana, y acuarelas de impronta erótica, que firmó bajo el pseudónimo de Henri Lemort. Pese a su corta vida —falleció de
tuberculosis a los treinta y cuatro años—, sus ilustraciones para “La
guerra de los mundos”, iniciadas en 1902, pasarían a la historia como un excelente tributo al género de la ciencia ficción.
En 1942, la Segunda Guerra Mundial casi acaba con su obra: el
navío que transportaba a Brasil los originales de su trabajo fue atacado
por las tropas alemanas. Pese a ello, prevaleció el arte frente a la
barbarie.
Lo que es un
gran hito editorial y de una gran exquisitez para el papel, es la
recuperación de estas ilustraciones: un trabajo que sorprendió en su
momento de forma grata al propio H. G. Wells y cuyos trazos
premodernistas y mirada futurista merecieron elogiosas palabras.
A través del arte de Alvim Corrêa nos llegan, unidos
al avance industrial, a la modernización de la sociedad y al
expansionismo, acontecimientos que durante los últimos años del siglo
XIX y los primeros del XX dieron al mundo la posibilidad de intercambiar
ideas, imaginarios, imágenes y tendencias.En este nuevo arte, el color, la línea,
el volumen y la forma constituyen elementos básicos del lenguaje
plástico. Responden sobre todo, a criterios emocionales, así como H. G. Wells elige sus palabras, construye frases y ordena sus párrafos en la obra. Alvim Corrêa despliega
sus fondos planos, pinta formas en blanco y negro y las combina con
grupos mayores de tamaño y formas variables generando una gran sensación
dramática que acompaña a la estructura narrativa. Incluye líneas, sombras y texturas, hasta configurar una obra sublime.