lunes, 2 de diciembre de 2019

La guerra de los mundos






Título: La guerra de los mundos

Autor: H.G. Wells

Editorial: Libros del zorro rojo

Traducción: Ramiro de Maeztu

Encuadernación: Tapa dura

ISBN: 9788494570988

Edición: 2019

Páginas: 204

Precio: 19,95€



SINOPSIS

Han llegado del espacio exterior, de Marte. Equipados con terribles máquinas, los invasores aterrizan en nuestro planeta y empiezan a sembrar el terror y la destrucción. Su único objetivo es conquistar la Tierra y convertir a los humanos en sus esclavos. Parece que nada ni nadie podrá detenerlos.

OPINIÓN PERSONAL

Como me pasa más a menudo de lo que me gustaría admitir, desgraciadamente, La guerra de los mundos llegó a mí en formato cinematográfico mucho antes que literario, y me fascinó desde el primer momento. Esto me motivó a hacerme con una edición muy concreta de esta obra, únicamente quería conseguir la que contaba con las ilustraciones del brasileño Alvim Corrêa. La historia dista mucho de lo que había percibido en la gran pantalla, el tipo de narración era, evidentemente, harina de otro costal, con un ritmo mucho más pausado y una pluma enrevesada, aunque esto era de esperar tratándose de un autor de la increíble cosecha a la que pertenece Wells. Reconozco que no empecé a leerlo en un buen momento de mi vida personal, y esto provocó que no lo disfrutara tanto como deseaba, hubiera sido preferible escoger una lectura más ligera para esas semanas.
Pese a todo, es una lectura imprescindible dentro del género de ciencia-ficción, las descripciones científicas que conforman la trama son perfectamente plausibles aún a día de hoy; se erige así Wells como un adelantado a su época, lo que resulta escalofriante.
Por otro lado, las ilustraciones de Corrêa son exactamente lo que uno se imagina al ir pasando las páginas, y las películas fueron absolutamente fieles a ese modelo.


SOBRE EL AUTOR

Herbert George Wells (Bromley, 1866 - Londres, 1946) fue un escritor y filósofo político inglés. Aunque su narrativa trató diversos temas, H. G. Wells es fundamentalmente apreciado como el primer continuador de Julio Verne, el creador de la ciencia ficción, y también como el precursor de otros grandes autores que, ya en el siglo XX, orientaron el género hacia la literatura distópica: Aldous Huxley, George Orwell, Isaac Asimov o Ray Bradbury, entre otros. Wells estudió biología en la Normal School of Science de Londres y, alejado del humanismo clásico, se situó en una posición más cercana a las ciencias, lo que nutrió su trayectoria como novelista. Durante diez años (1913-1923) tuvo como compañera sentimental a la escritora y feminista Rebecca West.
Su producción podría dividirse en tres etapas: la de la novela científica, la familiar y la sociológica. Inaugurada pocas décadas antes por Julio Verne, la novela de ciencia ficción se convirtió pronto en un género popular; pero las novelas escritas por Wells son también obras maestras del género gracias tanto a su interés científico como a sus sólidas estructuras estilísticas y a su prodigio imaginativo.
Basta como ejemplo la primera de ellas, La máquina del tiempo (1895), en la que el inventor de la máquina puede viajar hacia el pasado o el futuro con un sencillo movimiento de palanca.
La guerra de los mundos (1898) es especialmente recordada por una versión radiofónica llevada a cabo por el cineasta Orson Welles en 1938; el resultado fue un programa de tal realismo que su emisión desató el pánico en Estados Unidos. Muchos de los inventos y procedimientos científicos que marcaron el siglo XX fueron imaginados por Wells a finales del XIX, como la bomba atómica, que ya figuraba en alguna de sus novelas.
Escritor moderno, de gran capacidad creadora y originalidad temática, H. G. Wells se encuentra en la línea de novelistas que exponen una visión realista de la vida y mantienen a la vez una enérgica creencia en la capacidad del hombre para servirse de la técnica como medio para mejorar las condiciones de vida de la humanidad, pese a que sus novelas relatan precisamente todo lo contrario: los riesgos inherentes a los avances tecnológicos. Publicó más de ochenta títulos.



Henrique Alvim Corrêa (Río de Janeiro, 1876 -  Bruselas, 1910) fue un pintor, dibujante y grabador que desde Brasil se desplazó a Europa en 1890 y, cuatro años después, comenzó sus estudios artísticos en París, donde asistió a las clases del pintor Jean Baptiste Édouard Detaille. Al año siguiente expuso por primera vez en el Salón de París, y en 1900 se trasladó a Bruselas, donde instaló su taller. Realizó óleos sobre la guerra franco-prusiana, y acuarelas de impronta erótica, que firmó bajo el pseudónimo de Henri Lemort. Pese a su corta vida —falleció de tuberculosis a los treinta y cuatro años—, sus ilustraciones para “La guerra de los mundos”, iniciadas en 1902, pasarían a la historia como un excelente tributo al género de la ciencia ficción. En 1942, la Segunda Guerra Mundial casi acaba con su obra: el navío que transportaba a Brasil los originales de su trabajo fue atacado por las tropas alemanas. Pese a ello, prevaleció el arte frente a la barbarie.
Lo que es un gran hito editorial y de una gran exquisitez para el papel, es la recuperación de estas ilustraciones: un trabajo que sorprendió en su momento de forma grata al propio H. G. Wells y cuyos trazos premodernistas y mirada futurista merecieron elogiosas palabras.
A través del arte de Alvim Corrêa nos llegan, unidos al avance industrial, a la modernización de la sociedad y al expansionismo, acontecimientos que durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX dieron al mundo la posibilidad de intercambiar ideas, imaginarios, imágenes y tendencias.En este nuevo arte, el color, la línea, el volumen y la forma constituyen elementos básicos del lenguaje plástico. Responden sobre todo, a criterios emocionales, así como H. G. Wells elige sus palabras, construye frases y ordena sus párrafos en la obra. Alvim Corrêa despliega sus fondos planos, pinta formas en blanco y negro y las combina con grupos mayores de tamaño y formas variables generando una gran sensación dramática que acompaña a la estructura narrativa. Incluye líneas, sombras y texturas, hasta configurar una obra sublime.

 

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