domingo, 31 de diciembre de 2017

El hilo rojo









Titulo: El hilo rojo
Autora: Ann Hood
Editorial: Planeta
Traducción: Montse Batista
Encuadernación: Tapa blanda (de bolsillo)
ISBN: 9788408123934
Edición: 2014
Páginas: 333
Precio: 8,95€
 

SINOPSIS:

Según una leyenda oriental milenaria, un hilo rojo une a cada bebé nacido con aquellas personas que serán importantes a lo largo de su vida.
Siguiendo este hilo, Ann Hood construye la historia de seis familias que inician un proceso de adopción a través de la agencia Red Thread, para unir sus vidas a las de un bebé nacido al otro lado del mundo y con el que están destinadas a encontrarse. La fundadora de la organización, Maya Lange, acompaña a los futuros padres en el camino y, mientras los ayuda a superar sus inquietudes y sus miedos, también ella reunirá el valor para enfrentarse a su propio pasado. El anhelo de formar una familia, de dar y recibir amor, se antepondrá a cualquier obstáculo.
A un lado del hilo, China, seis bebés y sus historias; al otro, las personas destinadas a convertirse en sus familias.


OPINIÓN PERSONAL:

No es el tipo de libro en el que yo me fijaría de primera mano, por descontado. Llegó a mis manos precisamente siguiendo ese hilo rojo del destino del que presume la historia. En relación a una referencia interna que hago habitualmente con cierta persona, una amiga encontró el libro por casualidad. Literalmente cogiendo otro tomo en una librería de segunda mano, este en particular le cayó encima y, al ver el título, automáticamente pensó que era una señal y que debía regalármelo. Así, nunca hago ascos a un regalo, menos aún si es un libro y la casualidad es innegable. No es un libro largo, tampoco de difícil lectura; creí que no me gustaría, que lo leería por mera obligación, pero ha resultado una sorpresa de lo más grata. Los personajes son increíblemente realistas, Ann Hood maneja a su antojo la imagen que te harás de cada uno, si ella decide que debes detestar a un personaje, te pone imposible que te resulte agradable. Particularmente lo que más me ha gustado han sido las historias de las familias chinas y cómo se deshacen de las niñas; nunca había tenido oportunidad de leer nada que hablase sobre ello, menos aún de forma tan cruda.


SOBRE LA AUTORA:

Ann Hood (9 de diciembre de 1956, West Warwick, Rhode Island, Estados Unidos) es novelista y escritora de relatos cortos y ensayos. Autora de catorce novelas para adultos, tres memorias, una colección de relatos cortos, una saga de diez libros infantiles y una novela juvenil. Sus ensayos e historias cortas han aparecido en periódicos, revistas y antologías, incluyendo The Paris Review, Ploughshares y Tin House. Colabora habitualmente con el New York Times en la columna de economía doméstica. Su trabajo más reciente es The Book that Matters Most.
Es miembro de la MFA en el programa de Escritura Creativa en The New School de Nueva York.
Gran parte de su obra ha estado marcada por la muerte de una de sus hijas, Grace, a la edad de cinco años. El hilo rojo, The Knitting Circle y Comfort: a journey through grief son prueba de ello.


Hilo rojo del destino:

Los japoneses tienen la creencia de que las personas predestinadas a conocerse se encuentran unidas por un hilo rojo atado al dedo meñique.
Esta leyenda surge cuando se descubre que la arteria ulnar conecta el corazón con el dedo meñique. Al estar unidos por esa arteria se comenzó a decir que los hilos rojos del destino unían los meñiques con los corazones; es decir, simbolizaban el interés compartido y la unión de los sentimientos. De ahí también el hecho de hacer promesas en algunos países al entrelazar estos dedos con el otro.
La historia en sí cuenta que entre dos o más personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un «hilo rojo», que viene con ellas desde su nacimiento. El hilo existe independientemente del momento de sus vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es siempre una muestra del vínculo que existe entre ellas.
Una de las leyendas sobre este hilo rojo cuenta que un anciano que vive en la luna sale cada noche y busca entre las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra y, cuando las encuentra, las ata con un hilo rojo para que no se pierdan.
Pero la leyenda más popular y la que se recita en casi todos los hogares japoneses a los niños y jóvenes es esta:

Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino, y la mandó traer ante su presencia.
Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos.


Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie; hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: “Aquí termina tu hilo”. Al escuchar esto, el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja , empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en los brazos y esta cayó, provocando que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse, y su corte le recomendó que lo mejor sería desposar a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda y el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente.
Al levantarle el velo vio por primera vez que este hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.
Una cicatriz que él mismo había provocado al no ver el destino que había pasado frente a él. Los amores destinados son eso, no podemos escapar de la persona que nació para amarnos.


"Por otro lado, dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella.
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejará de intentarlo, se rendirán y buscarán a esa otra persona que acabarán encontrando.
Pero les aseguro que no pasarán una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más…
Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estaban leyendo esto, les ha venido su nombre a la cabeza.
Se librarán de él o de ella, dejarán de sufrir, conseguirán encontrar la paz (la sustituirán por la calma), pero les aseguro que no pasará un día en que no deseen que estuviera aquí para perturbarlos.
Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”


UN HILO ROJO INVISIBLE CONECTA A AQUELLOS QUE ESTÁN DESTINADOS A ENCONTRARSE, SIN IMPORTAR TIEMPO, LUGAR O CIRCUNSTANCIAS. EL HILO ROJO SE PUEDE ESTIRAR, CONTRAER O ENREDAR, PERO NUNCA ROMPER.


 

martes, 12 de diciembre de 2017

Tokio Blues, Norwegian Wood




Titulo: Tokio Blues, Norwegian Wood
Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets Editores
Traducción: Lourdes Porta
Encuadernación: Tapa blanda (de bolsillo)
ISBN: 9788483835043
Edición: 2013
Páginas: 381
Precio: 9,95€

SINOPSIS:

Mientras aterriza en un aeropuerto europeo, Toru Watanabe escucha una vieja canción de The Beatles que le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de los años sesenta. Recuerda entonces con melancolía a la misteriosa Naoko, la novia de su mejor amigo de la adolescencia. El suicidio de este les distanció durante un año, hasta que se reencontraron e iniciaron una relación íntima. Sin embargo, la aparición de otra mujer en su vida lleva a Toru a experimentar el deslumbramiento y el desengaño allí donde todo debería cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte.

OPINIÓN PERSONAL:

Como de costumbre me reafirmo en que Murakami es uno de mis autores favoritos; podría decir que encabeza esa lista, pero creo que no sería capaz de elegir sin dudar sólo a uno. De nuevo, como me ocurre con todas sus novelas, siempre hay una o dos páginas al final que consiguen descolocarme toda la historia y replantearme seriamente si me gusta o me disgusta cierto personaje. He devorado el libro como hacía tiempo que no hacía, concretamente desde el verano, eso es siempre buena señal.

SOBRE EL AUTOR:

Murakami se siente un bicho raro dentro de la sociedad japonesa, diseñada en sus propias palabras para crear ovejas que van donde se les dice. Así lo describe en sus recuerdos de la escuela, donde él era un niño con la cabeza en las nubes, volcado en la lectura. Joven en los sesenta, se situó al margen del sistema, con un bar donde podía poner música. Evoca años duros, de mucho trabajo y no llegar a fin de mes, en los que ni se le pasaba por la cabeza ser escritor.
Ese el otro ángulo en el que se siente extraño, ajeno a la tradición nipona: decidió escribir de golpe, una tarde que veía un partido de béisbol con una cerveza. Con 29 años comenzó su primera novela por las noches en la cocina. Tuvo éxito, le dieron un premio y de inmediato nació en él una sensación de no ser aceptado por el mundillo literario japonés. Desde entonces arrastra una concepción de la escritura como resistencia, como pelea contra la adversidad, que entronca perfectamente con su visión individualista de la vida. Es significativo que compare el oficio con un ring de boxeo donde lo más difícil no es pegar bien un par de veces y llevarse los aplausos, sino mantenerse en pie hasta el final.
Al sentarse ante un folio la primera vez sintió con claridad que el tema era, precisamente, “no tengo nada que escribir”. Aunque luego asegura que nunca ha padecido el bloqueo del escritor. Confiesa que no tuvo una infancia especialmente reseñable, nada traumático, familia de clase media, todo normal. Es decir, no disponía de material dramático de primera mano. Solo el impulso de expresarse, escribir y divertirse haciéndolo. Lo que más le ayudó fue la música, el jazz, construir frases como si tocara un instrumento. “La clave es no perder nunca la sana ambición de lograrlo”, concluye.
Las duras críticas en su país, donde se le acusa de batakusai ‑apestar a mantequilla‑, reprochándole simpleza y un estilo americanizado, le hicieron de hecho irse al extranjero. Esperando incluso, admite, volver al cabo de unos años, que eso hubiera cambiado y le recibieran como el hijo pródigo. El deseo de estar a la altura, tomarse en serio un oficio en el que se sentía una aficionado, le empujó a un cambio total de vida para afrontar su tercera obra, La caza del carnero salvaje (1982): vendió su bar, se fue de Tokio, empezó a acostarse, madrugar y hacer deporte. “Tenía que escribir una novela y para ello debía reunir todas mis fuerzas”, resume. Comenzó a forjar una disciplina que hoy se traduce en escribir diez páginas al día, 300 al mes. Puede parecer más un trabajo de fábrica que de artista, admite, pero se pregunta por qué un escritor tiene que comportarse como un artista. “Admitir que no hace falta serlo constituye un alivio inmenso”, sentencia.



Fuente: periódico El País