Título: Otelo
Autor: William Shakespeare
Editorial: Biblioteca EDAF
Traducción: M. Menéndez y Pelayo
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 8471666200
Edición: 2000
Páginas: 96
Precio: ---
SINOPSIS:
La historia original del moro de Venecia, de Gianbattista Giraldi
Cinthio (1565), sirvió a William Shakespeare para crear Otelo, la única
de sus "grandes tragedias" basada en una obra de ficción. Contraviniendo
la imagen isabelina del "moro", Shakespeare invierte los papeles de los
protagonistas y otorga al moro Otelo el carácter de hombre noble y
aristocrático, mientras que reserva para el italiano Yago la perversidad
y la hipocresía, desarrollando en él uno de los estudios más profundos
del mal. Otelo se presenta como la tragedia de la incomprensión, en la
que luchan el amor puro, la pasión, el orgullo, los celos, la
venganza..., y en la que, al final, el protagonista, como un auténtico
héroe trágico, consciente de su degradación y de su pérdida, escribe su
propio epitafio, con la angustia del héroe destrozado.
OPINIÓN PERSONAL:
Algo que siempre tengo pendiente es terminarme todas las obras de Shakespeare, ya que es un autor que me fascina, pero prefiero tomarlo con calma y no devorarlas todas de una sentada. Lejos de la fama que se ha labrado, en ningún momento aprecio un vocabulario complejo ni una trama excesivamente enrevesada; me encuentro en absoluto desacuerdo con las opiniones de quienes claman no haber entendido la obra por ser demasiado liosa, no veo la dificultad. La historia es interesante, entretenida, manida quizá al no dejar de ser una obra clásica si lo miramos desde un punto de vista actual (al que no debemos sucumbir cuando juzgamos este tipo de literatura). Leyéndola es perfectamente comprensible por qué nunca dejará de representarse en todos los teatros del mundo.
SOBRE EL AUTOR:
William Shakespeare (Stratford on Avon, Reino Unido, 1564 - id., 1616), dramaturgo y poeta
inglés, solamente con sus versos hubiera ya pasado a la historia
de la literatura; por su genio teatral, y especialmente por el
impresionante retrato de la condición
humana en sus grandes tragedias, Shakespeare es considerado el mejor
dramaturgo de todos los tiempos.
Tercero de los ocho hijos de John Shakespeare, un
acaudalado comerciante y político local, y Mary Arden, cuya familia
había sufrido persecuciones religiosas derivadas de su confesión
católica, poco o nada
se sabe de la niñez y adolescencia de William Shakespeare.
Parece probable que estudiara en la Grammar School de su localidad natal, si bien se
desconoce cuántos años y en qué circunstancias. Según el dramaturgo Ben Jonson,
coetáneo suyo, William Shakespeare aprendió «poco latín y menos
griego», y en todo caso parece
también probable que abandonara la escuela a temprana edad debido a las
dificultades que atravesaba su padre, ya fueran éstas económicas
o derivadas
de su carrera política.
Sea como fuere, siempre se ha considerado a
Shakespeare como una persona culta, pero no en exceso, y ello ha
posibilitado el nacimiento de teorías según las cuales habría sido tan
solo el hombre de paja de alguien deseoso de permanecer en el anonimato
literario. A ello ha contribuido también el hecho de que no se disponga
en absoluto de escritos o cartas personales del autor, quien parece que
sólo escribió, aparte de su producción poética, obras para la escena.
La
andadura de Shakespeare como dramaturgo empezó tras su traslado a
Londres, donde rápidamente adquirió fama y popularidad en su trabajo
para la compañía Chaberlain's Men, más tarde conocida como King's Men,
propietaria de dos teatros, The Globe y Blackfriars. También representó,
con éxito, en la corte. Sus inicios fueron, sin embargo, humildes, y
según las fuentes trabajó en los más variados oficios, si bien parece
razonable suponer que estuvo desde el principio relacionado con el
teatro, puesto que antes de consagrarse como autor se le conocía ya como
actor.
Su estancia en la capital británica se fecha,
aproximadamente, entre 1590 y 1613, año este último en que dejó de
escribir y se retiró a su localidad natal, donde adquirió una casa
conocida como New Place, mientras invertía en bienes inmuebles de
Londres la fortuna que había conseguido amasar.
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